Los Guardianes de la Espada: reseña + entrevista
Este podcast colombiano está dando que hablar en 2024 y preparamos un especial: escribí reseña y El Entrevistador, Juani Isern, conversó con Simón Ramón.
Los Guardianes de la Espada: los objetos nos dicen muchísimas cosas
Vamos a mostrar las entrañas de esta reseña desde el principio: por diversos motivos, Los Guardianes de la Espada se me apareció en incontables situaciones este año. Fue parte de charlas, de comentarios, de recomendaciones, lo tratamos en clases, conversé con las personas que lo hicieron. ¿Adónde va esta introducción? Quiero decir que, en general, el proceso de escribir una reseña es más bien el opuesto al de hoy: llego a un podcast, pasa los diversos filtros, queda seleccionado, lo escucho, tomo apuntes en papel (a veces en notas de voz), luego hay un par de versiones en texto y sale finalmente en este newsletter. El proceso es lentísimo y a la vez hace que las cosas salgan (cuando se lo conté a un amigo periodista, con mucha cancha en redacciones, quedó indignado por lo elefantiásico y torpe del método). Con Los Guardianes de la Espada —entonces— llego haciendo el proceso inverso: ya hablé, ya expuse, ya comenté, estuvo entre los finalistas del Premio Gabo de este año, lo debatimos y sé lo que piensan quienes lo hicieron. Vamos con la reseña, al fin, que tendrá ciertas particularidades…
La zona de interés: política e historia
Es muy difícil que te enganches y te conviertas en fan de Los Guardianes de la Espada si no te interesan la política y la historia. Vamos a decirlo sin vueltas, tendrás decenas de podcasts para escuchar en tu app. Pero pero pero… si sos (como yo) de las personas que siguen la política casi todo el tiempo (en tu país o en otros), que conversa y piensa y analiza y lee esto que pasa cada día pero también los cómo llegamos hasta acá más tooodo lo relacionado a la historia, tengo una buenísima noticia: este podcast es para vos y te va a llevar por un recorrido impensado, divertido (volveremos sobre esto), con notables entrevistas, linda música y de corte bien podcastero, agotando hasta el último recoveco de esta historia. Para este nivel de profundidad, nerdismo y obsesión periodística es que existen los podcasts. Viva.
El tono: fresco mata prolijo
Voy a copiar, textual, algo que anoté cuando escuché este podcast—no la primera sino la segunda vez—: Es reflexivo sin ser solemne. Habla de historia sin ser pesado. Habla de política colombiana sin ser crudo. Todo lo hace una narración muy lograda, muy trabajada (según contó gentilmente en una charla Sara Trejos, cuando nos visitó en la Diplomatura de UNRaf hace dos meses) de María del Mar Ramón—también encargada de la idea y el guion de este proyecto. Si nos sorprendemos en los momentos en que la narradora se sorprende, si nos reímos de las situaciones algo ridículas por las que pasó la espada, si esos comentarios mirando con distancia lo narrado funcionan como lo hacen, es que la tarea de guion+narración está recontra cumplida. Tendrá cosas por pulir, en algún pasaje, en alguna toma, pero vamos a tener la gracia y la frescura (qué adjetivo raro) de nuestro lado en todos los capítulos de Los Guardianes de la Espada. Y necesitamos, en el futuro, más historias contadas así por María del Mar.
Disparadores, profundidad y capas
En Los Guardianes de la Espada hay un recorrido. Como decíamos antes: con un nivel de profundidad podcastero (esto es lo que hacemos). Y es interesante señalar cómo está construido: arrancan en la particular ceremonia de posesión de mando de Gustavo Petro, primer presidente colombiano de izquierda. Allí ocurre algo particular —ocurren varias cosas particulares pero escuchá el podcast— y desde ese punto de largada la historia se empieza a desarmar/expandir en capas.
Una capa de complejidad, nos lleva a otra capa de complejidad y a otro capítulo. Debemos notar aquí que, hilando fino, algunos capítulos podrían ser más cortos (el tercero, si bien es muy interesante el recorrido por la figura de Bolívar en la historia colombiana) o más bien parece que contienen dos subtemas principales en una misma unidad (el último, que claramente llega a un remate… y tenemos 20 minutos más, muy entretenidos, con el cierre circular de la historia). ¿Podría este podcast tener 8 capítulos en lugar de 6? ¿Y de esa manera que la duración de los mismos sea más pareja, promediando 30 minutos? Seguramente, a la vez estaría más estandarizado y no estoy seguro si es lo que necesitamos en el podcast de hoy. Dejo ahí mis dudas, para este programa y para otros.
Es interesante todo el recorrido para oídos no colombianos, y creo que es mayormente entendible (salvo complejidades solo aprehensibles conociendo profundamente la historia y la política de ese país), por la dinámica, por las reflexiones y los hechos que coinciden muchas veces con momentos históricos de otros países de la región. La relación/inspiración de lo que ocurre con la espada de Bolívar y lo que pasó en 1963 con el sable de San Martín en Buenos Aires, los nombres de las grandes figuras que formaron parte de la orden de Los Guardianes de la Espada (políticos, poetas, escritores, las Madres, ¡Fidel!) y —por acotar la lista de ejemplos— los vínculos involuntarios de la ceremonia de posesión de mando de Petro con otras también especiales ocurridas en varios países, ponen a este podcast en un lugar distinguido, entre otras historias demasiado latinoamericanas para ser ciertas. Así vivimos, lo que se aburren en otros continentes no tiene nombre…
Cumplir lo prometido: la descripción
Voy a apelar a tu honestidad: ¿Cuántas veces leés la descripción de un podcast después que terminaste de escucharlo? Calculo que entre pocas y ninguna (también arriesgo que mucha gente tampoco la lee antes de dar play). Por supuesto yo tampoco, con contadas excepciones y esta es una. Voy a cometer el exceso de copiarla aquí abajo, por el siguiente motivo: pocos podcasts cumplen lo prometido en su descripción como Los Guardianes de la Espada. No hay humo, no hay grandilocuencia y hasta me animaría a decir que hay cero marketing. Nos dan 100% esto:
"(…) un podcast sobre cómo la historia de un objeto de museo cambió la historia de un país. Es una historia sobre los símbolos que creamos y su poder que, a menudo, deja estelas de sangre. Es una historia sobre la historia, sus secretos y cómo la usamos como arma para defender todo tipo de ideologías. Es la historia de cómo se construyen leyendas en América Latina y cómo un objeto que creemos conocer es, en realidad, un completo misterio”.
Ritmo, música y reconstrucción
Vamos llegando al cierre de la reseña, dejamos lo mejor para el final. El ritmo que marca su narradora —María del Mar Ramón— hace que todo lo que nos cuentan, que todos los recovecos de la historia en los que nos meten, que las entrevistas y los nombres, estén hilados, sean llevaderos. Sinceramente no sé qué hace en Futurock (ella vive en Argentina, hace años) porque no escucho la radio, tampoco sé cuánto trabajaron este tono (me contaron una parte) pero está logradísimo: es por acá, totalmente por acá.
Los Guardianes de la Espada, además, no es otro caso como GAL: El Triángulo o el del Yunque, podcasts en los que una bestial cantidad de datos y nombres nos generan confusión y somnolencia. En buena parte porque se nota que en un punto entendieron que esta historia tendría decenas de nombres (que no se pueden retener ni en podcast ni en ningún formato, seamos sinceros) y que lo que importaba era qué nos decían las personas sobre la espada, su historia y su simbología. Optaron por los testimonios cualitativos por sobre la acumulación de voces, un camino posible a la hora de diseñar una producción.
Las reconstrucciones le dan un plus a la historia: la de la ceremonia de posesión de mando (en el inicio y en el cierre de la serie), las de las situaciones que pasó la espada (en manos de los muchachos espadachines del M-19 o para salir de su descanso actual en un museo) y en particular la de la ridícula situación del robo que tiene aires tanto de peli de espionaje —de Leslie Nielsen— como de alguna de las novelas de la época del boom latinoamericano.
La música original —Cóndor de Jardín Láser— hace las veces de cierre de los episodios como de síntesis poética de la historia. También la vamos a dejar por acá, para finalizar este análisis.
👇 Te dejo los enlaces para que escuches el podcast en tu app favorita. Seguimos abajo con la entrevista a Simón Ramón (la podés leer con la música de fondo).
Escuchar: Spotify, Apple y otras opciones [RSS].
Son 6 capítulos de entre 23 y 50 minutos.
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🎧 Entrevista: Simón Ramón con Juani Isern
Tercera entrega de nuestra sección El Entrevistador del Podcast a cargo de Juan Ignacio Isern.
Hoy, Juani entrevista a Simón Ramón, uno de los cocreadores y editores de contenido de Los Guardianes de la Espada:
¿Cuál es la historia que cuenta la serie y cómo llegaron a ella?
Lo que nosotros queríamos hacer era indagar sobre la historia del objeto, la espada de Bolívar, pero nos dimos cuenta que lo que había era un montón de mitos sobre esa espada. Y que los tiene por todos los lugares donde ha estado y por los eventos que ha vivido. Es una carga simbólica muy fuerte y eso hace que se terminen tejiendo mitos alrededor del objeto. Mitos como que había unos diciendo que era de oro, o sobre dónde estuvo, quién la tuvo... Y un dato con el que nos encontramos que para nosotros fue uno de los detonantes —y lo que más nos obsesionó del proyecto—: que existieron unos Guardianes de la Espada, unas personas con cierto reconocimiento en distintos ámbitos. Había poetas, políticos…
Hagamos una pausa. Vos arrancás a relatarnos la historia desde un punto en el cual desde otros países estamos muy atrás. Por ejemplo, en Argentina tendrías que explicar que existe esta espada de Bolívar y qué importancia tiene. Contanos un poco cuál es el hecho desencadenante que los llevó a hacer foco en este objeto.
Claro. Me pasa lo mismo con San Martín, que creo que hay también un evento con su espada según me comentó mi hermana que vive en Argentina (N. del E.: el sable de San Martín, hoy exhibido en el Museo Histórico Nacional en Buenos Aires, también fue robado: la historia, de agosto de 1963).
Efectivamente Bolívar, el Libertador de Colombia, Venezuela y Ecuador, tiene una espada y la espada en realidad se recupera hace más o menos un siglo, y ya después se vuelve un objeto de museo. Y hace 50 años el M-19, que era una guerrilla urbana con un contenido simbólico muy fuerte, roba la espada de Bolívar.
Y ahí empieza la espada a tener una connotación distinta. Hasta ese momento había sido usada más por la derecha para refrendar ciertas ideas de derecha, a partir de ese momento cambia de rumbo. Y la espada pasa mucho tiempo desaparecida, hay una historia muy cruenta detrás y a lo largo de esa historia pasa por muchísimos lugares. Está en manos de un poeta, está escondida en un tubo de PVC y luego, finalmente cuando el M-19 firma la paz, devuelven la espada.
Y ellos firman la paz con el compromiso de empezar a participar en política.
Cuando hace un año y medio, el presidente Gustavo Petro tomó posesión del gobierno (Petro hizo parte del M-19 en su momento) mandó a traer la espada de Bolívar y, como se darán cuenta en el podcast, hay todo un momento muy tensionante cuando la traen porque el presidente saliente no quiso prestarle la espada. El presidente saliente es de derecha y Petro es el primer presidente de izquierda de Colombia.
Claro, como vemos la espada termina siendo un eje alrededor del cual gira toda la política colombiana. Y todo esto —en el podcast— se convierte hasta en una comedia de enredos por momentos, o en un thriller también. Todo se juega alrededor de algo que es, en definitiva, un objeto.
Sin duda el objeto ha estado en momentos cruciales de Colombia y yo creo que sigue estando. Porque para nosotros —y lo van a notar en el sexto capítulo— la reflexión es: detrás de todo este cuento en Colombia, de las guerrillas que se crean porque el gobierno no hacía presencia y demás… Bueno, los ideólogos de esto ahora logran estar en una posición de poder: ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Se acabó el tema de la injusticia social y ese tipo de cosas? Son preguntas que quedan abiertas y en las que el objeto todavía tiene mucho que decir. En los últimos dos meses ha saltado de la Casa Museo y me imagino que el presidente está tratando de definir dónde lo ponen: “Bueno, yo me la traje… ¿y ahora qué hago con esto?”. En medio de una cosa que es muy material y muy práctica de su propio gobierno.
Sin querer spoilear porque es una serie para ir escuchando capítulo a capítulo, me resultó muy interesante y muy latinoamericana toda la escena de la toma de poder del presidente. Cuando pide la espada y cómo tienen que hacer tiempo y cómo tienen que resolver la situación. Digo: es muy latinoamericano porque si bien tiene un momento muy tensionante y casi de thriller, también es desopilante, de desorden, y hasta da algo de vergüenza ajena. Lo digo porque también acá en Argentina han pasado cosas parecidas con una banda presidencial y una toma de poder hace algunos años...
Sí, y luego nos enteramos que hubo un par de hechos como improvisados que parecieron orgánicos en la posesión. Gustavo Petro interrumpe la investidura de la vicepresidenta, que además tiene una carga simbólica muy importante —es la primera vicepresidenta afro que tiene Colombia— y en ese momento, que es muy incómodo, llama a María José Pizarro, hija del último comandante del M-19 que fue asesinado 40 días después de firmar la paz cuando era candidato presidencial —en un momento muy álgido de Colombia—, y ella arrastra un poco toda esta historia política y se vuelve senadora. A ella es a quien llama Petro, de sorpresa, para que le ponga la banda presidencial. Todo está lleno de estos momentos. Y una escena muy divertida es que Teresita Gómez, una pianista muy reconocida de Colombia, una señora mayor, está tocando el piano y se nota que en un punto le dicen: “bueno, señora jazz”. O sea, es momento de alargar porque la espada no llega y mientras —como pudimos indagar y está contado en el podcast— están en otro lado, con un montón de papeleo y esta pobre mujer tiene que alargar la ceremonia e improvisar en el piano.
Y finalmente me gustaría destacar, ahora sí, este hecho tan llamativo de que haya existido una Orden de los Guardianes de la Espada.
Eso fue una de las cosas que más nos obsesionó para hacer el podcast. Ese era un mito que nos parecía que además tenía un fundamento muy didáctico: era muy entretenido pensar en que había una serie de guardianes en un momento tan interesante de Latinoamérica, de un boom intelectual tan fuerte, que hubieran salvaguardado ese significado de la espada. Vale la aclaración de que esta orden existió durante la captura de la espada, mientras la tuvo el M-19. Supuestamente ellos habían creado esta orden de los Guardianes de la Espada. La orden sucede después de la toma del Palacio de Justicia, que es un momento muy oscuro para el M-19, un hecho en el que muere la mitad de la Corte Suprema de Justicia en la retoma del Palacio por parte de los militares. Es un momento muy oscuro del país. A raíz del tema del Palacio el M-19 pierde la articulación internacional que tenía y la intenta retomar inventándose esto de la orden de los Guardianes. Y fue real. Nosotros empezamos con un indicio de que esto medio existía, había un rumor, y pudimos contactar a la persona que llevó las espadas (unos distintivos de pertenencia a la orden) y una carta que es muy interesante. Y en el podcast analizamos a varios de los participantes de la orden, porque hay unos que se creía que eran y que no eran, pero todos de una relevancia para Latinoamérica muy interesante. Y claro, tratando de salvaguardar la carga simbólica, más que otra cosa, porque ellos nunca tuvieron la espada real en sus manos.
Te llevo un segundito, antes de despedirnos, a cómo fue la producción. Realmente tienen algunas entrevistas de peso y algunas otras que han sido, supongo, hallazgos. Gente del M-19 directamente relacionada con toda la historia del robo de la espada, de la recuperación, de la orden de los Guardianes.
Yo vengo del mundo del cine y de la televisión, mi hermana del mundo de las letras y es conductora en Argentina, en Futurock. Ella tiene un bagaje en el tema. Pero esto nos apasiona tanto que dijimos: ”vamos a meternos en algo que en realidad es muy documental”. El documental tiene una naturaleza muy particular, muy distinta a lo que yo estoy acostumbrado —la ficción—, y ahí nos apoyamos en la empresa que nos ayudó en la parte de producción que es Sillón Estudios, gente que tiene muchísima experiencia en podcast. Empezamos a hacer la investigación, de la mano de ellos, y a reconstruir la historia a partir de lo que nos decían los entrevistados.
O sea, uno tiene un planteamiento de una hipótesis que luego sale y valida con los entrevistados. Y los entrevistados son en realidad los que marcan los hitos narrativos y sobre eso se articula la historia. Ese es básicamente el proceso.
Y esa consecución de esos entrevistados la hicimos a través de Sillón Estudios. Ellos tienen un podcast de crítica de medios que se llama Presunto, que es muy bueno, muy recomendado—probablemente muy colombiano, pero igual es muy interesante ver cómo analizan medios. Y entonces el acceso que tienen ellos se sumó al acceso de nosotros y así fuimos construyendo la historia a partir de las entrevistas. Por ejemplo: cuando encontramos la validación de Los Guardianes. Había una hipótesis, teníamos indicios… María José Pizarro habla de que había escuchado a su papá hablar del tema, etcétera. Pero cuando se confirma, todo esto empieza a cobrar sentido y se arma la historia. Y dijimos: “ahora sí se puede elaborar”. Y así ocurrió con todos los ejes narrativos del podcast.
Vos venís del mundo del cine. Se podría decir que sos más cineasta que podcastero. ¿Qué diferencias te fueron más significativas entre producir cine o podcast? ¿Te faltó la imagen todo el tiempo, cómo lo viviste?
Yo estaba estaba loco con los tiempos. Estaba muy nervioso por los tiempos, veía que todo el mundo estaba muy tranquilo y decía: “¿Pero qué pasa? ¡estamos a 15 días de grabar!”. Y cuando llegamos a grabar fue tan tranquilo, no había necesidad de hacer nada más. Uno en el universo del cine está muy acostumbrado a que la anticipación lo hace todo pues en la imagen uno no puede fallar. En el podcast cuando tienes bien armada la historia y tienes bien armado el guion, el proceso de producción es más simple y muy poco doloroso. Y además yo vengo del lado de la producción, o sea, yo produje pelis aquí en Colombia. Hice cinco pelis y uno al final de las cinco películas queda muy agotado porque es como recrear la realidad. Aquí eso tiene una importancia muchísimo menor, todo se trata de tener un guión muy bien chequeado y muy sólido. Esa experiencia para mí fue muy interesante.
Luego ya pasé a la televisión. Hoy en día nuestra empresa en realidad no produce cine sino que solo desarrolla contenido, o sea, hace guiones para series y películas. El podcast entra ahí como una pata del contenido que es muy interesante.
Hoy en día el podcast se empieza a volver una herramienta no solo de validación de historias, sino una forma de crear narrativas y de hacer ejercicios con la audiencia. Ejercicios muy interesantes: como la producción es mucho más simple pero, al final, la carga narrativa es igual de fuerte en muchos casos, puedes aproximarte a las audiencias con historias y empezar a medir y decir: “¡Ah, okey! Esto sí genera la atracción que yo esperaba”. O no. Y de ahí lo que se empieza a desprender, a futuro, es el valor de la propiedad intelectual. Que creo que en Latinoamérica antes estaba un poco sosegado y hoy en día tiene toda una preponderancia. La propiedad intelectual tiene un valor y la propiedad intelectual empieza en un libro o en un podcast y pasa a una película y puede terminar incluso en un videojuego. Y eso creo es muy importante para tener en cuenta. ★
✍️ Juan Ignacio Isern es editor de sonido, es rosarino y es cofundador de la productora Erre Podcast. También es productor y realizador de contenidos científicos. Trabajó muchos años en radio y desde 2016 se dedica exclusivamente al podcast. Podés seguirlo en redes sociales: Twitter (X) y LinkedIn.
👉 Las entregas anteriores de El Entrevistador del Podcast se leen por acá.
Y llegamos al final…
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